Jeunes Contre Vieil Homme


Le veía entrar a la misma hora a mi clase, siempre con la mismo brío, siempre con el mismo ímpetu, saludando a mis alumnos en un idioma que yo nunca aprendí pues no lo creí necesario. Llega con las energías propias de su corta edad, mira distinto a cada alumno, preocupándose por recordar su nombre. Nunca se sienta a lo largo de su hora, monitorea a los alumnos constantemente, verifica su progreso y aclara sus dudas, siempre es lo mismo, su energía parece inagotable. Sé que no asiste únicamente a mi salón, pues le veo recorrer la escuela durante todo el turno, siempre apurado, me recuerda al conejo que sale en Alicia en el País de las Maravillas solo que en vez de traer un reloj de bolsillo usa un celular, yo,  a su edad, tenia el mismo brio pero poco a poco ha ido desapareciendo.

El otro día intenté hablar con él, estábamos en el umbral de la puerta, pero me dijo que tenía que dar otra clase. No había llegado yo de regreso a mi escritorio, cuando a lo lejos se escuchaba su voz saludando al siguiente grupo. La razón por la cual deseaba hablarle era  muy sencilla: exige más que el maestro de planta y espera mucho de los alumnos y eso, en una escuela como la nuestra no es bien visto. No tardó mucho para que apareciese una madre de familia  que se quejaba constantemente con la directora.  Sostiene que  su hijo requiere “atención especial” y el instructor, -segun la madre de familia- no le da dicho trato.

La directora mandó hablar a todos y cada uno de los profesores en donde el instructor daba clase, para informarse oportunamente de la manera en la que trabaja con los demás grupos, y saber de primera mano, si solo en algunos era exigente y en otros no. Para su desgracia, en todos trabajaba igual. La directora, quien no se caracterizaba por un manejo limpio y transparente en las finanzas, sabía de antemano que no era viable tener a una madre arguendera que acarrease a otras. En un principio solo se quejarían  por un instructor que era muy exigente y estricto con sus “pobres criaturas” Sin embargo, sabía que si se organizaban, dentro de poco también le cuestionarían el aspecto financiero y entonces si que se vería envuelta en un gran lío.

Durante una asamblea encontré la oportunidad para hablarle. Con el debido respeto mijo -afablemente le dije- te sugiero sigas mi consejo; deja a los alumnos, no vale la pena perder el trabajo solo porque unas madres quejumbrosas y sin que hacer, exigen que a sus hijos se les trate con el pétalo de una rosa. Te digo por experiencia; ellas saben que sus hijos no son ningunos santos, sino acólitos del demonio. Yo tengo mas años que tu en esto, sé que una buena parte de ellos terminaran en las cantinas o en las esquinas pidiendo limosna, otros cuantos serán sicarios, esta zona es muy conflictiva. Sus padres solo mandan a sus hijos a la escuela, no porque deseen  que aprendan, sino porque ellos lo ven como una guardería gratuita, es muy fácil decir: “Si el niño no aprende es culpa del maestro”, no entienden que con la “Nueva Reforma” una parte importante recae sobre ellos y en la atención que les pongan fuera de la escuela. Si sus padres no se preocupan ¿por que nosotros? Mira mijo nada más en la bronca en la que te has metido, madres de familia reclamando porque les exiges más que los maestros de planta.  Imagino que la directora ya habló contigo y te hizo saber cuáles serán las consecuencias si no trabajas como todos los demás. No lo tomes a mal, sé que obras de buena fe, y quieres que los niños aprendan pero muchos por aquí ven tu materia de relleno. He visto pasar a muchos como tu mijo, todos empiezan con el mismo ímpetu, con el mismo brío en los ojos pero paulatinamente el sistema los endereza. ¿Para que ir contra corriente? Se que tiene muchas deficiencias, pero no serás tú quien lo cambie. Después de todo, mira tu situacion, es decir; no tienes seguro, no tienes prestaciones, no generas antigüedad, no tienen sindicato que los respalde, si algo te pasa Secretaría de Idiomas se desentenderá y lo peor de todo es que tu te estas acabando. ¿Acaso piensas que toda esa energía te durará para siempre? Ve por ti mijo y no la malgastes aquí, trabaja relajado, siéntate, respira y déjalos, si quieren aprender que lo hagan, sino pues muy su problema.

Durante los días siguiente apenas y me dirigió la palabra, pese a mis buenas intenciones el instructor no cambió su forma de trabajar sino todo lo contrario. Puso más empeño en que los alumnos aprendieran y trató de involucrar a los padres, no importandole lo tajante que haya sido la directora, “O cambia usted con los alumnos y les exige menos, o se me va directo a la calle” No pasó mucho tiempo para que las madres se volcaran en  tropel a la dirección, quejándose de las tareas en donde ellas deberían de tomar parte. El ultimo dia que vi al instructor me dijo que tenia un codigo de etica y profesionalismo que no podía violar, pues no estaría bien consigo mismo. Jamas le volvi a ver, la directora en un arrebato místico de sabiduría había solicitado se le removiera.  Tardaron meses antes de que llegara alguien a sustituirlo. El otro instructor si que era relajado y además lisonjero, disfrutó de muchos favores y días libres.

En ocasiones pienso en él. En lo que estará haciendo y si de verdad le habrá servido de algo en un país como el nuestro, aquello de la ética y el profesionalismo que pregonó. Para mi ya es muy tarde, me jubilo este año, vienen a mi memoria los  recuerdos de mi juventud y de mi idealismo, yo, al igual que el, tuve las mismas buenas intenciones y la misma energía pero poco a poco se fue drenando, poco a poco, hasta no quedar vestigio alguno. Falta ya menos dias para mi jubilación, y recuerdo como si fuera ayer  el maestro que me dio el mismo consejo que yo le di al instructor, la diferencia es que yo si lo segui y ahora cuento con mi pensión y derechos de jubilada, y él... solo se quedó con los ideales y el deseo, quizá fallido, de cambiar las cosas. Es cierto que no tengo lo que el instructor, pero prefiero mi seguridad financiera a terminar en la calle sin nada más que unos cuantos ideales y buenas intenciones.



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Comentarios

Ilse Casas ha dicho que…
Eso salió de ti? Vaya... Realmente estoy en desacuerdo, aunque me gustó tu redacción...