Hormigas Desorganizadas








¡Es ya la cuarta vez que te saco en menos de un mes de la jefatura de policía! Pareciera como si no entendieras de razones, deberías dejarte de cosas y ponerte a trabajar. Un día de estos voy a terminar por dejarte allí adentro, haber si así aprendes tu lección de una vez por todas; ¡Dios mío! —Decía mirando hacia el cielo— ¿Que habré hecho para que me dieras un hijo tan revoltoso como este? En verdad no lo sé. Un día de estos Agustín, un día,  te darán un escarmiento o un día tú a mi me sacaras un infarto, y espero estés satisfecho y te estés quieto de una vez, refería la acongojada madre.
Y sus lamentaciones seguían y seguían a lo largo del camino de regreso a casa, mientras el muchacho sentado en la parte trasera del auto pensaba en el próximo mitin anti peña, anti PRI, anti gobierno que organizaría.

Su hermano, Fernando, no lo había visto desde hacía días quizá semanas, se la pasaba todo el día trabajando y estudiando, solo de vez en cuando tenía tiempo libre y podía darse el lujo de ver los partidos de futbol de los equipos locales y salir con sus conocidos.
— ¡Hey Agustín! ¿Como estas wey? Oí que mama por poco no te saca de la cárcel esta vez  —decía entre sonrisas— Oye, y ya bájale a tu pedo hermano. Lo del 1 de diciembre ya pasó, ya tomó el poder, ya esta ejerciéndolo, ya por favor déjalo ir…  dedícate a otra cosa —decía—mientras le daba unas palmadas en la espalda. Mira, solo te metes en problemas y no logras nada, las cosas nunca cambiaran en este país de mierda. ¿Para que ir contra la corriente si nada logras? ¿Para que gastar tiempo dinero y esfuerzo en vano? Y además, te la pasas mortificando a nuestra pobre madre, escúchame, llevo trabajando más de dos años allí en teleperformance y al fin subí de puesto. Ahora soy supervisor.  Me compraré un carro y así podre tener a todas la viejas que quiera y andar pá riba y pa´bajo no como tú que andas jodidamente en camión. Anda ya, deja el twitter y el face o si los vas a usar, úsalos bien, úsalos para lo que son, para conocer viejas, stalkear gente, jugar Candy Crush o poner toda clase de cosas chuscas, anda Agustín.
Y aquí el rostro de Fernando pasó de risueño a preocupado al ver que su hermano atención no le ponía pues absorto seguía en su tarea.
¡Chingado! Un día de estos van a venir a la casa por todas las pendejadas anti gobierno que subes y azotó la puerta al ver que sus palabras eran en vano.
Fernando pensó entonces que dejándolo a solas pensaría mejor las cosas,  ya tendría tiempo de hablar con el después. Iba tarde al trabajo y se apresuró a bajar las escaleras y subir al auto de su difunto padre, se dijo para sus adentros que prefería mil veces tener que lidiar con el trafico de la ciudad que con su “revoltoso” hermano.
Mientras tanto Agustín seguía firme en su disposición de organizar el próximo mitin Anti Peña. Se decía para sus adentros: “ahora si, no cometeremos el mismo error, ahora si, no nos dejaremos agarrar por esos puercos; pondremos a los medio de comunicación de por medio, llamáramos a las ONG´S y haber si los muy desgraciados se atreven a censurarnos o reprimirnos”.  Pasó toda la noche tuitenado, hashtagenado, likeando, enlazando, mencionando a todos, a todos cuantos pudieran pasar la voz. Al poco tiempo se hizo trend topic —por lo menos aquí en la ciudad. La luz generada por su laptop y el constante traqueteo de las teclas no dejaron de sonar durante toda la noche. Fernando, quien regresaba del turno nocturno había quedado asombrado al ver que su hermano trasnochó para poder mandar toda la propaganda y congregar a las personas por el arribo de Peña a la ciudad. Pobre idiota —remarcaba alterado— lo van a meter a la cárcel y esta vez mama ya no irá por él, no porque no lo desee, sino porque esta vez ya no le prestaré dinero para que lo saque.
Fernando se dirigió directo a su cuarto a dormir, había pasado la noche trabajando arduamente para ser “alguien chingón”, alguien que es de mucho dinero, alguien que se compra cosas caras y que va a lugares de alcurnia, alguien a quién no le importa pagar 5 míseros pesos de estacionamiento por hora al ir a un centro comercial, después de todo para eso se trabaja, ¿Que jodido seria uno si no tuviera dinero para pagar siquiera el estacionamiento de la tienda comercial? Y, entre estos y otros pensamientos se perdió en sueños… Al despertar vio en su celular notificaciones  de la mega marcha #AntiEPN, se frotó los ojos para poder ver bien y si, en efecto, era su hermano junto a un montón de revoltosos que pasan su tarde y noches fraguando revoluciones y utopías a través de las redes sociales, desde su sofá o recostados en su recamara, pegando flyers en bares hippies o compartiendo sus opiniones con otros revoltosos en bares como El Café Brazil.
Me llegó la notificación al face del evento que andas organizando tu y otras personas de la mega marcha #AntiEPN , —dijo mientras estriba los brazos y lanzaba uno que otro bostezo— te reconozco que la foto que photoshopearon es muy graciosa y adecuada, pero, ya en serio, me preocupo por ti, eres mi hermano menor, y aunque ayer pareciera que no me importaras, la verdad es que si y mucho, es por ello que te pido que no vayas. Tengo un mal presentimiento, además, ya cumpliste con tu cometido de convocatoria, poco importa si vas o no, estas detrás de un monitor y tú no eres la imagen del movimiento, no tienes por qué ir, no tienes por qué exponerte así. Mira —dijo conciliadoramente— ese sábado juegan los Tigres te invito unas cheves en casa de Pepe allí estará su hermana que se cae de buena, además sus amigas son bien putas… Mientras tanto Agustín seguía tecleando incansablemente, pareciera como si de este mundo estuviera lejos ya, absorto en una tarea que fuera mas allá de su ser.
¡Oye wey te estoy hablando! Ahora que lo pienso ¿cuánto tiempo tienes despierto?  ¡No mames Agustín! —Gritó encolerizado— no vas a lograr cambiar nada, ¡nada me escuchas!, tú piensas que yo soy un tonto y que de eso no sé nada. Yo también sé lo de la primavera árabe, de todos  los levantamientos que tiempo atrás se dieron en medio oriente, el movimiento Occupay Wall Street, las protestas en Turquía, las de Brasil, t también de los tipos esos de Anonymous   e incluso aquí en México las protestas del 1° de diciembre y todas esas mamadas, si veo a la vieja esa Aristegui aunque no lo creas y si me interesa, pero carbón, cuando carajo te va a entrar en la cabezota que TÚ ESTAS EN MEXICO,  entiende, ese pedo aquí no es bien visto. Además mira en donde pinches quieres hacer una protesta; en Nuevo León, ¡en Monterrey en Monterrey! (y una vena le saltaba de su frente) aquí la gente te tildará de revoltoso sin quehacer y por tus fachas hasta yo mismo te llamaría igual, aquí la gente no es como en el DF, aquí la gente se parte la madre para trabajar más y tener más dinero, nunca es suficiente y mas sin vives en una ciudad tan cara como la nuestra. Tener más dinero siempre más  y ser bien chingón.                              
 Papa solía decirnos eso cuando niños —dijo Agustín melancólico—  tenía mucho dinero y no era feliz, no importa que tantos lujos se diera o nos diera a nosotros, no importa que tantas cosas de marca comprara, no recuerdo jamás haberle visto sonreír una sola vez además…
Era un pobre idiota —chistó con desdén—por eso se terminó suicidándose pero mira, ahora somos solo nosotros tres y…
Papa no era ningún idiota —le interrumpió— pareciera como si estuviese arrepentido por algo, algo en su consciencia no lo dejaba ser feliz.
Mira ya, es por demás contigo —refirió estresado Fernando— no entiendes, solo preocupas a mama yo ya de plano entendí que contigo no se puede. Pierdo mi tiempo además se me hace tarde yo si tengo cosas importantes que hacer.
Cerró de un portazo mientras maldecía, su madre que apenas subía por las escaleras le vio con gran congoja.
—No pierdas el tiempo Ma´ es un por demás con ese wey.                                                                               — ¡No llames así a tu hermano! Y deja de maldecir aquí en la casa.                                         — Se me hace tarde a la escuela nos vemos de rato.                                                              Y  Fernando de nuevo subió al auto de su difunto padre…                                                    —Hay hijos míos me duelen tanto, ojala fueran pequeños como antes y los pudiera tener siempre conmigo y cuidarlos como solía, el tiempo pasa tan rápido—pensaba para sus adentros  y suspiraba profundamente mientras recordaba tiempos pasados...
Tocó la puerta de Agustín y al no recibir respuesta abrió. El cuarto estaba volcado de cabeza, ropa tirada por todos lados, colillas de cigarros, latas de Red Bull,  cargadores de celular de todas las marcas, revistas de política, y montones y montones de cables enredados. Su madre hizo como pudo para no pisar nada y dejar el palto de comida en algún lugar libre de desorden. Se acercó a un pequeño taburete donde había una foto de él cuando era apenas un recién nacido. En ella, su hermano mayor apenas y lo podía cargar, su madre sonreía y su padre la abrazaba mientras veía a sus hijos pequeños rebosantes de alegría y dicha.   
Tomó la foto entre sus manos y dijo: “En el futuro México será un país Mejor”
— ¿Que murmuras? —Inquirió Agustín— Quien apenas y se había percatado que su madre estaba en el cuarto
—Nada, es solo que tu padre decía una y otra vez que cuando ustedes fueran grandes México sería un país mejor.
—Pues al parecer se equivocó
—No seas tan severo. Es tu padre, llevas su sangre y ambos tienen cosas en común.
Agustín al oír dichas palabras dejó de teclear y volteo precipitadamente hacia su madre.
—Siempre pensé que se parecía más a mi hermano en la forma de ser que a mí. No parabas de repetirme que  fuera mas como Fernando y mi papa de “trabajadores” y “dedicados”.
La madre irguió ligeramente el cuello hacia atrás y sostuvo por un momento su aliento antes de dejarlo ir, sus ojos parecían evocar situaciones muy lejanas, situaciones que pareciesen haber ocurrida en otra vida,  a veces gratas a veces no tanto pero que pese a todo,  no podía darse el lujo de borrar por completo.
  —Le conocí en la Universidad allá por los últimos semestres. Al igual que tu, se la pasaba hablando de cómo quería cambiar el mundo, de cómo las cosas injustas deberían ser denunciadas, de cómo el pueblo organizado haría al diferencia de cómo la corrupción era el cáncer de este país, del fraude del 88, de la guerra sucia, de los desaparecidos, de la represión, de lo importante de protestar, de organizarse y de acabar de una vez por todas con el régimen priista.
 Agustín escuchaba atento las palabras de su madre, asombrado por conocer una faceta de su padre que le era completamente desconocida. Durante toda su juventud había creído que su padre no era más que un tipo sin escrúpulos, uno que no pensaba en otra cosa que el  dinero,  uno que terminó haciendo cualquier cosa por este y uno que, en su ausencia y al verse imposibilitado de conseguir más terminó suicidándose. “Tener más dinero siempre más  y ser bien chingón”  Es lo que siempre le escuchó decir, fue lo que les inculcó y ahora Agustín no dejaba de pensar en que fue lo que le hizo cambiar tan radicalemnte de postura.
—No puedo imaginar la razón por la cual cambió de opinión —dijo confundido
—Ustedes —dijo lapidariamente mientras lo miraba fijamente a los ojos.
— ¿Nosotros? —preguntó confundido.
—Si, piensa Agustín, —se apresuró a decir—yo esperaba a Fernando. Tenía casi tres meses de embarazo y él no tenía un trabajo con que manteneros. ¿De qué íbamos a vivir? ¿Quién pagaría las cuentas? No te pagan por ir a protestar ¿o sí? —Preguntó, aunque la respuesta era más que evidente—  Y si lo metían a la cárcel. Y si lo mataban adentro o simplemente lo “desaparecían” El sabia que los riesgos de protestar eran grandes, pero prefirió a su familia. Los prefirió a ustedes por sobre todas las cosas. Prefirió hacerse un lado y velar por nosotros. Usó la razón. “Un hombre solo jamás podrá cambiar el mundo” Y lo que es más importante: Maduró.
— ¿No se dé que chingados hablas? —gritó encolerizado. Dices que nos quería, entonces  ¿por qué se suicidó? Quieres decírmelo  ¿por qué lo hizo? ¿Por qué nos dejo solos? ¡Por que! ¡Por que! — y no paraba de sacudir a su madre mientras lloraba despavorido.
— Ya basta Agustín,  me haces daño. Déjame en Paz.
Pero Agustín seguía zarandeando a su madre hasta que esta al fin gritó.
—El no se suicidó. —Dijo resueltamente
Quedó inmóvil y pálido como fantasma
— ¿Que dices?
—Eres muy joven para recordar. El trabajaba para un banco, Abaco. Fue la mano derecha de Jorge Lankenau. El sabía muchas cosas Agustín y es por eso que siempre temió por su vida, es por eso que…
Y la madre se llevó las manos al rostro para evitar que las lágrimas se derramaran. Sin embargo estas eran abundantes y caían como bolas de cristal al suelo. Agustín podía oír como estas se resquebrajaban lentamente. Sin duda, no hay mayor congoja que causar el llanto a la propia madre.
—Ya mama no llores mira…
—Prométeme que no iras —le interrumpió estrepitosamente— Prométeme que te mantendrás al margen y que no iras.
—¿Que dices? Pero mañana vendrá Peña Nieto y es nuestra oportunidad para…
—Entiende Agustín, protestar no te llevará a ningún lado. Dices que es tu oportunidad. ¿Oportunidad de qué? ¿De que te maten? ¿De qué te encarcelen?, ¿Eso es lo que quieres? Yo ya no estoy dispuesta a ir por ti a la Jefatura de Policía. Mira —le sentenció como toda madre hace cuando siente un peligro inminente— si no me haces caso a mí. Le diré a tu novia, le marcaré y le diré que…
—Ya no sigo con ella
— ¡Que dices Agustín! Esa muchacha te quería mucho era buena para ti. Ya está por terminar una carrera universitaria. Es bonita, atenta  siempre estaba al pendiente y preocupada de que nada malo te pasara cada vez que salías a protestar; además buscaba lo mejor para ti. ¿Por qué terminaste con ella? En verdad no te entiendo. ¡Dime porque! —y ahora era la madre quien lo zarandeaba a él.
—Porque era mi “vaina” —dijo, como estando en trance.  Ahora lo entiendo todo. Tú insistías tanto en ella porque querías que siguiera los pasos de mi padre, que me encaminara y sentara cabeza de una vez por todas,  así, si la embarazaba me dejaría  de “cosas” cierto, dejaría de andar de “revoltoso” “maduraría” como tú dices. Me conseguiría un trabajo donde mi meta seria ganar mucho dinero y ser bien chingón, un trabajo como el de Fernando  o el de Papa.
—Hijo por favor, no vayas no vayas…ya no se que mas decirte para que te quedes aquí.
Agustín salió molesto y apresurado de su cuarto sin un rumbo fijo a donde ir.  Mientras tanto su madre yacía en mitad de la alcoba con la comida que había preparado a su hijo con tanto amor. La comida se enfriaba y la madre lloraba inconsolable.

Al día siguiente Agustín se encontraba ya listo para recibir a Peña Nieto. Eran las 4 pm, el sol resplandecía hermosamente, los rayos de este lograban colarse entre el espacio de las ramas. Bajo la sombra de un gran árbol justo a un  costado de las Estatuas que se encuentran frente al palacio de gobierno,  escribía con marcadores sobre cartulinas de todos los colores consignas, algunas veces eran frases como “No somos uno, no somos 10 pinche  Peña cuéntanos bien” otras aludían a paginas de facebook como “Razones para NO votar por Peña Nieto en el 2012” o “Peña nieto el presidente mas Pendejo de la historia” otros eran # tales como #SinVotosalPRI #televisaesunpeligroparamexico etc, etc, junto a él había quizá una centena de personas, la mayoría gente informada y conocedora de sus derechios y obligaciones como ciudadanos. Para su sorpresa Fernando estaba observándolo desde hacia quien sabe cuánto tiempo.
—¿Mama te pido que vinieras? —Preguntó secamente

—No, lo hago por mi cuenta. Ella no salió de su cuarto, toda la noche se la pasó llorando por  que no le contestabas el celular. Agustín, hermano —dijo conciliadoramente mientras se sentaba a su lado— No trato de convencerte que desistas, es tu vida y sabes lo que haces con ella, eres libre de hacer lo que te venga en gana. Sin embargo no entiendo cuál es tu afán de seguir con todo esto; las cosas nunca cambiaran, tu no harás la diferencia, las protestas tampoco lo harán, se esfuman con el paso del tiempo, son momentáneas, efímeras, al final del día el rico seguirá siendo rico y el pobre pobre… ¿De qué sirve protestar?  ¿De qué? —Insistía enérgicamente
En este punto Agustín dejo de escribir sobre los carteles. Miró fijamente a su hermano por unos segundos, luego, su mirada se posó en un árbol, uno bajo cuya sombra albergaba un gran hormiguero.
—¿No te parece perfecta su organización?
—¿De qué hablas?
—Mira con cuanta abnegación siguen su tarea. ¡Cuánta coordinación! —decía, presa de un arrebato de fanatismo y misticismo—  Cada una lleva una responsabilidad bajo sus hombros y sabe perfectamente que hacer. Todas y cada una de ellas comprometidas con llevar hojas al hormiguero, saben que si no pueden hacerlo será su fin, incluso si alguna se viera imposibilitada de hacerlo, otras toman su lugar.
No me vengas con esas tonterías te hago una pregunta directa y espero me la contestes. 
¿Vez a lo lejos aquella hormiga que se ha perdido?  ¿Vez aquella hormiga solitaria que busca el camino de regreso al hormiguero? Ahora esta indefensa, desamparada y  cualquiera puede aplastarla…
¿Y eso que tiene que ver? —Preguntaba extrañado mientras fruncía el ceño— Aunque no lo estuviere, alguien la podría pisar en cualquier momento. ¿Cuál es la diferencia?
La diferencia está en que aunque ella muera su labor no quedará inconclusa y habrá alguien que la sustituya ¿Que no vez hermano? Nosotros somos como esas hormigas que vagan sin encontrar su rumbo y que solas no pueden hacer mucho. Pero  si se organizan y en ese justo punto sus ojos adquirieron un brillo triunfal  si se juntan podrían  poner en aprietos a aquel que las desea pisar.  No pienses en la hormiga como un ser individual ni egoísta, su existencia obedece a un bien  supremo, algo que trasciende a ella, si muere, no importa, habrá otras que tomen su “responsabilidad”. Pero para ello deben de mantenerse juntas ¿Qué puede hacer esa hormiga sola? ¿Qué puede hacer si no trabaja con las demás para lograr ese bien supremo? Uno que trascienda a su vida misma. Lo que importa es la supervivencia del hormiguero;  “Las necesidades de muchos superan las necesidades de unos pocos, o de uno…”
¡Que! Exclamó consternado  Eso te lo copiaste de The big bang theory
Y ellos a su vez de Star Trek se apresuró a responder  Ayer mama dijo que un hombre no podía cambiar el mundo. Concuerdo con ella, un hombre no es nada pero, si sus ideales son compartidos por otros hombres, no importa que uno desista o fenezca. El ideal de un país libre de corrupción e igualdad nunca se desvanecerá. Fernando dijo con un tono fraternal  dame un abrazo ve a casa dile a mama que estaré bien, que algún día ella lo entenderá como espero tu lo hayas hecho.

Mientras tanto el choque sería inminente las aguas se calentaban, a lo lejos se levantaban barricadas y los policías no dejaron ni un solo milímetro del palacio sin acordonar. Llegaban a granel, bajaban de grandes vehículos antimotines como hormigas bien organizadas dispuestas a defender el hormiguero, mientras tanto la silueta de Agustín se perdía en el remolino vertiginoso de personas que se entremezclaban las unas con las otras hasta formar una masa informe  que escupía consignas de libertad e igualdad, una masa informe harta ya del nepotismo y corrupción.  Una masa que buscaba ser organizada, una que buscaba ser escuchada. 

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